Diez innovaciones que ya están cambiando nuestras vidas
lunes, 7 de agosto de 2017
Por: José Luis Chicoma y Eugenia Sepúlveda
Introducción
Hace poco escuchamos que discutir sobre blockchain era como hablar de internet en 1993, cuando casi nadie tenía correo electrónico, la idea de las redes sociales no se le había cruzado por la cabeza a Mark Zuckerberg, entonces de 9 años y, cuando en lugar de Netflix, teníamos Blockbuster o videos piratas en VHS.
Así de disruptivas, como lo fue internet, pueden ser ciertas tecnologías que están despegando en este momento. El aprendizaje profundo, los bots, los exoesqueletos, la internet de las cosas, entre otras innovaciones con desarrollo exponencial, pueden resultar, en un futuro cercano, en robots más eficientes capaces de relacionarse mejor con los humanos para transportarlos, diagnosticarlos médicamente o apoyarlos con tareas repetitivas o físicamente demandantes. Nuestra relación con las computadoras está por entrar a una nueva era que no estará filtrada por el teclado, sino por el micrófono. De pagar por obtener la propiedad de las cosas, pasaremos a pagar por el acceso a los servicios y bienes, con plataformas como Uber o Netflix pero para todo, desde muebles hasta arte.
Sin duda, estas nuevas tecnologías también pueden generar temor. Desde el desplazamiento de la mano de obra humana por las máquinas, hasta el peligro de la vigilancia permanente. A veces, pensar en el descontrol de estas tecnologías nos puede llevar a escenarios como los planteados por la serie Black Mirror*,* donde es difícil distinguir lo real de lo virtual, se manipulan mentes humanas, o hay robots e inteligencia artificial tan eficientes que los androides pueden simular la vida de los ya fallecidos.
Para entender estas innovaciones disruptivas, sus posibilidades y potencial, hemos escogido diez que pueden ser fundamentales para el futuro. Puede que ya sean parte de nuestra vida cotidiana, como los bots o el cloud computing, aunque se desarrollarán significativamente para estar de manera más omnipresentes en nuestro día a día, o que prometen un desarrollo exponencial próximo, como el blockchain o la ingeniería del genoma.
Diez innovaciones que ya están cambiando nuestras vidas
1. Blockchain
Bitcoin, la moneda virtual, o su reciente competencia Ethereum, son bien conocidos. En cambio, lo que las hace operar, no tanto. Blockchain es el sistema que permite que este dinero virtual funcione automáticamente (sin supervisión) como efectivo, es decir, que cambie de manos, sin desviarse (y sin intermediarios, como los bancos centrales), o ser gastado por más de un persona.
El blockchain es un sistema de bloques descentralizados en línea que contienen información y mantiene un registro permanente sobre todas las transacciones realizadas por los usuarios, donde cada bloque contiene información sobre transacciones previas, y sólo tiene un bloque sucesor y un bloque predecesor. En términos prácticos, permite almacenar información de manera permanente, así como realizar transacciones seguras, pero anónimas, entre gente que no se conoce ni ha construido confianza, sin requerir intermediarios que supervisen el proceso.
Esto tiene diversas aplicaciones, desde contratos inteligentes, sistemas bancarios más eficientes, seguros y con efectos inmediatos (adiós a las transacciones interbancarias que toman días y con altas comisiones); o registros de propiedad confiables (que nunca puedan ser modificados por errores ni corrupción). También con impactos potenciales significativos en la industria musical, ofreciendo un sistema de comercialización más justo para músicos y consumidores en una etapa post-Spotify; y facilitando una nueva era de la economía compartida, donde se puede construir más confianza a través de plataformas tecnológicas en servicios como Airbnb.
Blockchain ya está cambiando el sistema financiero. Muchos bancos están explorando formas para usarlo para mejorar su cadena de pagos y sistemas informáticos, que realmente no se han renovado mucho en las últimas décadas. La Reserva Federal de Estados Unidos está invirtiendo mucho esfuerzo en el entendimiento del potencial de esta nueva plataforma que, según ellos, “podría representar el desarrollo más significativo en muchos años en el sistema de pagos, compensaciones y liquidaciones”.
2. Bots
Tal vez no ha escuchado el término, pero seguro los usa frecuentemente. Es software diseñado para automatizar ciertas funciones, a través de programas informáticos que tratan de simular ciertas interacciones humanas sencillas y que se vuelven más inteligentes al alimentarse de datos. Se pueden encargar de hacer reservaciones en restaurantes, organizar y agendar reuniones, o buscar información sobre rutas y precios de boletos de avión. Existen asistentes personales computarizados como Siri (Iphone), Alexa (Amazon), Google Assistant, o Cortana (Microsoft), que funcionan a través del uso de múltiples bots que llevan a cabo diversas tareas.
Actualmente, hay más de** 30 mil bots activos** en Facebook Messenger y muchas de las grandes compañías los han incluido en sus sistemas. Los utilizan instituciones financieras para notificar movimientos a sus clientes como American Express con “Amex Bot”, o las cadenas informativas para hacer llegar las últimas noticias según los intereses de sus usuarios.
Gracias a información recabada durante años por compañías como Google, y a algoritmos de* machine learning*, los bots han mejorado considerablemente su interacción con los humanos, siendo capaces de responder preguntas antes de que el usuario termine de hacerlas. Así, los bots son más que las nuevas apps. Desde el punto de vista funcional, pueden recibir comandos de voz y de texto y responder en interfaces simples; pero aún les falta desarrollarse mucho para ser más inteligentes, automatizar más procesos y facilitar nuestras decisiones diarias.
También vienen con algunos peligros. Ticketmaster es un blanco fácil: cuando se celebran ciertos eventos, como la popular obra de Broadway Hamilton, cerca del 60% de los mejores lugares ya ha sido comprado por bots para ser revendido en altísimos precios.
3. Internet de las cosas
Refrigeradores que notifican cuando se terminó la leche, frascos de medicinas que alertan cuando los tienes que tomar, monitores de bebés que comunican más detalles sobre su temperatura y actividad, sistemas de cuidado de plantas caseras que son regadas automáticamente, de acuerdo a su crecimiento y clima: el IoT, por sus siglas en inglés, es la inter-conexión a internet de aparatos electrónicos, vehículos, edificios, entre otros, que recaba e intercambia información a través de sensores. Tras analizarla, el IoT recibe y envía datos útiles que facilitan la vida de las personas e incluso automatizan ciertas acciones humanas.
Actualmente, se estima que hay alrededor de 15 billones de dispositivos conectados a internet. Y su crecimiento va a ser exponencial por la explosión de la inteligencia artificial, la cual se alimenta de la información que todos proporcionamos, a través de la interconexión de billones de dispositivos que recopilan y transmiten datos. Esto podría resultar entre 26 a 100 billones de artículos conectados para el 2020. Este aumento masivo de artículos conectados a través de internet generará una industria de nuevos productos y servicios.
En el futuro, el IoT estará omnipresente en nuestras vidas diarias, desde máquinas de café, hasta en sistemas dentro de quirófanos. Y con todos los beneficios que traerá, también representa muchos peligros. Tal vez el principal es la seguridad informática, ya que como en el futuro distópico que George Orwell presentó en su novela 1984, en la que los humanos estábamos totalmente vigilados por el omnipresente Gran Hermano, el IoT nos amenaza al monitorear constantemente nuestros movimientos.
4. Aprendizaje profundo
Hablar de un mundo distópico en el cual la inteligencia artificial domina a la humana parece una mala broma de los setentas. Desde hace décadas se imagina un futuro en el que conviven o compiten las inteligencias de humanos y robots, pero esto había sido una mera fantasía hasta hace muy poco. Uno de los avances tecnológicos que han acelerado este proceso es el aprendizaje profundo o deep learning*,* que permite que las máquinas aprendan y desarrollen algo que se parece a la inteligencia artificial humana.
Esto se logra a través de sistemas que consisten en capas sobrepuestas con organización neuronal, que simulan el cerebro humano, y que permiten acumular aprendizaje y relacionar diferentes tipos de conocimiento. Por mucho tiempo se quiso construir máquinas que funcionaran como el cerebro, lo que se llamó* neuromorphic computing* en los ochentas. Sin embargo, recientemente se logró el salto al aprendizaje profundo, con avances en las fórmulas matemáticas para la construcción de modelos, la capacidad de los procesadores necesarios, y la vasta información disponible ahora en internet y que cada vez está más presente en la nube. Así se puede lograr que las capas procesen y relacionen sonidos, imágenes y otros tipos de datos, sin que se tengan que constantemente programar para eso.
¿En qué va a resultar? Lo inmediato puede ser el reconocimiento de la voz y toda la automatización y mayor interacción que generará con nuestros dispositivos, potenciando el uso de conjuntos de bots. Pero el futuro será radicalmente distinto: asistentes personales que aprenden y se adaptan automáticamente a nuestro comportamiento, haciéndolos extremadamente eficientes ya que pueden predecir nuestras necesidades y preguntas; automóviles sin piloto, los cuales serán más inteligentes porque aprenderán a medida que son utilizados; avances médicos en los diagnósticos, con lectura inteligente y automática de rayos X y la información generada por los CT Scans, que podrán detectar enfermedades con más precisión y antelación.
5. Reconocimiento de voz
Hasta hace poco, muchos usábamos los asistentes personales computarizados para reírnos de todas las equivocaciones que podrían hacer. Sí, daban risa, pero cuando uno realmente requería la ayuda, para conseguir un teléfono, una reserva o una simple búsqueda de información básica, resultaban frustrantes por su ineficiencia.
Pero eso ya está cambiando. El error en el reconocimiento de voz ha disminuido drásticamente. Ahora puede ser de 5% (medido a través de la proporción de palabras equivocadas – word error rate). Hace 20 años era de casi 100%, por lo que las máquinas no entendían nada de lo que decíamos.
En los últimos años la evolución ha sido casi exponencial. Hay muchas razones: hay mejores micrófonos y a menor precio; hay una omnipresencia de internet y la nube que permite reunir conversaciones para que sean analizadas; la potencia de procesamiento de los teléfonos inteligentes crece constantemente; y, tal vez lo más importante, la tecnología de aprendizaje profundo, que permite ese mejor procesamiento de voces con la práctica y no sólo datos.
Esto nos abre un futuro con cambios significativos en nuestras vidas. Tal vez necesitaremos mucho menos los teclados y pantallas, y gran parte de las labores que hacemos escribiendo en nuestros dispositivos se realizarán con dispositivos que escuchan, procesan, conversan (preguntan y responden) y ejecutan. Pero estos dispositivos podrían, en otra fantasía distópica, escucharnos y monitorearlo todo. Alexa y Siri podrían terminar siendo nuestras Grandes Hermanas.
6. Ingeniería del genoma
Las recientes innovaciones disruptivas no sólo hacen nuestra vida más fácil, también pueden salvarla. En los últimos años, muchos bioingenieros, médicos y biólogos han enfocado sus investigaciones hacia la lectura y reescritura del genoma humano. Al entender el genoma, se puede optimizar al ser humano, conociendo las medicinas, comida o ejercicio que más benefician a cada persona. También se puede entender a qué enfermedades se es propenso y cómo prevenirlas.
Una técnica de “edición” genética revolucionaria conocida como Repeticiones Palindrómicas Cortas Agrupadas y Regularmente Interespaciales (CRISPR, por sus siglas en inglés) se está aplicando en humanos. Entre sus éxitos están el caso de una niña de un año de edad que recibió células modificadas como tratamiento contra la leucemia; el caso de un adulto, quien al recibir el tratamiento redujo una tercera parte de un tumor que tenía en los pulmones; y la posibilidad de tratar enfermedades infecciosas o autoinmunes con terapia genética.
Una de las áreas más prometedoras de esta tecnología es la Ingeniería Inmune, es decir, la intervención y modificación al sistema inmunológico. Mediante estos procedimientos se pretende “editar” y fortalecer las defensas humanas para tratar y prevenir ciertas enfermedades. La edición genética ha logrado convertir las células del sistema inmunológico en “súper soldados“, rediseñándolas y haciéndolas capaces de diferenciar las células dañinas de las que no lo son y eliminarlas.
Lo anterior es sólo el principio de lo que esta tecnología traerá a la medicina y que vendrá con la profundización del debate sobre su uso responsable y sus implicaciones éticas. Los riesgos son elevados: podrían crearse mutaciones que lleguen a próximas generaciones, generar un desequilibrio ecológico, producir desventajas sociales por desempeño deportivo o intelectual, o detonar un nuevo tipo de eugenesia donde los niños sean moldeados según las preferencias de los padres, lo que ocasionaría discriminación racial, de minorías y a discapacitados.
7. Sensores Lidar
Muchos de los cambios que vivimos son producto de una conjunción de diferentes tecnologías que se potencializan entre sí. Los sensores Lidar –Light Detection and Ranging o Laser Imaging Detection and Ranging–, son una de estas innovaciones tecnológicas que permiten que otras más complejas –como los robots, los drones o los automóviles sin piloto– funcionen de mejor manera.
Los sensores Lidar pueden detectar la distancia entre objetos, con una vista de 360°, la velocidad con que se mueven (en caso de ser así), y crear una imagen tridimensional de su entorno. Además, no tienen ciertas limitantes, como las cámaras, ya que funcionan de igual manera en la oscuridad o con neblina.
Pero a diferencia de otros sistemas usados actualmente en robots, drones o carros sin piloto –como cámaras, detectores de ultrasonido y radares– Lidar no es barato ni fácil de desarrollar. Es un sistema muy complejo que funciona lanzando miles de rayos láser por segundo y calculando el tiempo que tardan en topar con algún objeto y viajar de regreso al sensor.
A pesar de la eficiencia que esto garantiza, Lidar también tiene algunas desventajas. Una de ellas es su tamaño: es bastante voluminoso y se tiene que instalar en la parte superior del aparato, lo que puede presentar complicaciones mecánicas. Otra es su precio: un sensor puede costar lo mismo que un automóvil nuevo (entre 10 mil y 50 mil dólares). Actualmente se están desarrollando soluciones al problema de tamaño y precio, pero se estima que un nuevo producto saldría al mercado hasta dentro de tres años.
8. Exoesqueletos
En la película Iron Man el personaje principal utiliza un tipo de traje robótico para pelear y potencializar sus habilidades. Es un exoesqueleto: una máquina trasladable usada como prenda de vestir y que funciona con electricidad. Los exoesqueletos permiten el movimiento de las extremidades con mayor fuerza y resistencia y tienen como objetivo facilitar la movilidad del cuerpo humano.
Estas máquinas ayudan a pacientes que no podían caminar a hacerlo, a recuperarse más rápido de lesiones y potencializan las habilidades humanas como fuerza, rapidez o capacidad de reacción. Algunos exoesqueletos desarrollados hasta el momento incluyen motores que reducen hasta un cuarto del esfuerzo requerido para caminar. Otros ayudan a personas que han sufrido lesiones de médula o derrames cerebrales traduciendo su actividad cerebral y movimientos oculares a movimientos de apertura y cierre de manos.
Los exoesqueletos motorizados se encuentran aún en desarrollo, aunque están disponibles principalmente para hospitales o clínicas de rehabilitación. Tienen un alto costo (entre 40 mil y 70 mil dólares) y algunos necesitan un entrenador personal para funcionar. La independencia de los usuarios y la reducción del costo son los principales factores en los que sus desarrolladores se están enfocando.
En el futuro, los exoesqueletos podrían estar mucho más presentes en nuestra vida diaria. Desde el apoyo más efectivo a pacientes en rehabilitación, hasta la ayuda física a un trabajador, soldado o deportista, siendo complementos del cuerpo humano que potencializarán sus habilidades.
9. Realidad virtual
En el aterrador capítulo Playtest de la serie Black Mirror, el personaje principal no puede distinguir entre lo real y lo virtual al adentrarse en un videojuego que lo lleva a enfrentarse a sus peores miedos. Ese puede ser el futuro de una innovación tecnológica que ha estado presente en nuestras vidas desde hace muchos años a través de simuladores de vuelos, cines interactivos o videojuegos.
La realidad virtual es un ambiente tridimensional generado por software, que mientras se está inmerso en él se puede manipular objetos, interactuar o explorar ese “mundo”. Anteriormente todos los esfuerzos se habían enfocado en mejorar la parte visual y auditiva de la experiencia, pero ahora también se están invirtiendo recursos para incluir el sentido del tacto y disminuir el latency, es decir, el ajuste en tiempo real de visión, sonidos e interacción conforme a los movimientos del usuario.
La realidad virtual permite realizar actividades que son demasiado costosas, imprácticas o peligrosas. Con los últimos avances tecnológicos lo que antes se limitaba al entretenimiento, ahora se utiliza también en las industrias de la medicina, la arquitectura, la publicidad, los deportes o el arte, entre otras. Entre los nuevos usos que se le está dando a la RV es enseñar a estudiantes de medicina a practicar cirugías o mostrar a posibles compradores como sería su futura casa o departamento.
En los próximos años se espera desarrollar suficientes herramientas que permitan una inmersión completa del usuario en el ambiente digital. Tal vez tanto que se podría confundir la realidad virtual de la real.
10. Cloud Computing
Es otra innovación omnipresente en nuestras vidas, desde que entramos a nuestro correo electrónico por las mañanas, al escuchar Spotify, cuando revisamos Facebook o usamos Netflix. Todo esto está en la “nube”, el conjunto de computadoras y servidores interconectados alrededor del mundo, y no almacenado en un disco duro. Como consecuencia, la información almacenada y la capacidad de procesamiento de la nube es ilimitada, ya que ambas crecen en función del número de computadoras y servidores conectados entre sí.
La nube da pie a las supercomputadoras en línea como Watson de IBM o DeepMind de Google. Ahora, cualquier persona puede hacer uso de ellas a un bajo costo, abriendo la puerta a millones de usuarios para que utilicen esta capacidad de procesamiento en el desarrollo de sus experimentos, aplicaciones, etc.
Esta herramienta conecta muchas de las innovaciones que hemos descrito anteriormente; los bots, internet de las cosas, el aprendizaje profundo y el voice computing no serían posibles o estarían muy limitados sin la nube, ya que se alimentan de datos, información y capacidad de procesamiento a través de su plataforma.
A pesar de sus múltiples beneficios también tiene algunas desventajas. Hace unos meses, un ataque DDoS (Distributed Denial of Service) apagó la Costa Este de los Estados Unidos, dejando sin servicio de internet a millones, así como sin funcionar a algunos de los servidores de empresas como Netflix. El motivo por el que afectó a tantas personas y compañías es que dañó una red de computadoras interconectadas entre sí a través de la nube.
Otra controversia generada por esta herramienta es la propiedad del contenido. Existe el debate sobre quién es el verdadero dueño de la información una vez que se sube a la nube, ¿quién lo generó o quién lo almacena? Sin tener esto claro, cualquiera –individuos o multinacionales– podrían ser dueños de nuestra información y utilizar nuestros datos según sea su conveniencia, ya que en el futuro el recurso más valioso será la información.
Agradecemos a Manuel Morato, Germán Muciño, Víctor Rico y José Carlos Sierra por contribuir con su tiempo, conocimiento y experiencia al revisar y corregir el artículo. Esta revisión no los hace responsables por el contenido de la investigación.