Más ingresos y menos halagos

miércoles, 14 de junio de 2023

Por: Liliana Alvarado Para: El Economista

Recientemente el secretario de Hacienda y Crédito Público (SHCP), Rogelio Ramírez de la O, hizo una serie de declaraciones en relación al esquema fiscal en México, durante la Reunión Nacional de Consejeros Regionales de BBVA. A grandes rasgos, algunas de sus ideas fueron: 1) sería un error iniciar un gobierno con un aumento de impuestos; 2) puede ser que en el largo plazo haya algún faltante de recursos, sin embargo, no ocurrirá en lo que resta de la presente administración; 3) “vale una eternidad” el que el presidente haya respetado su compromiso de no subir impuestos.

No cabe duda de que el secretario Ramírez de la O se ha dejado contagiar por el optimismo desbordado (que para algunos raya en cinismo) de su jefe el presidente López Obrador, quien reiteradamente afirma que “vamos bien”, aun cuando en el país hay problemas tan graves como la incidencia delictiva, el nivel de corrupción o el número de personas en situación de pobreza.

En lo que respecta al tema impositivo, afortunadamente existen publicaciones técnicas y confiables, generadas por organismos internacionales como la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE), las cuales ubican el desempeño de México a nivel mundial. Recientemente el organismo publicó un documento denominado Estadísticas Tributarias en América Latina y el Caribe 1990-2021. En él se deja ver que, en promedio, los países de la región aumentaron su recaudación tributaria en siete puntos porcentuales, pasando de 14.7% del PIB a 21.7% en dicho periodo. Aunque la tendencia ha sido positiva, el nivel recaudatorio de estas naciones sigue estando muy por debajo de los países miembros de la OCDE (34% para 2021).

Los avances que muestra el estudio ocurrieron a pesar de la crisis financiera de 2009 y, por supuesto, de la pandemia por Covid-19. No obstante, cuando se hace un análisis más minucioso es posible ubicar qué países han hecho bien la tarea y cuáles no. Bolivia, por ejemplo, pasó de recaudar ingresos tributarios equivalentes a 6.5% del PIB en 1990 a 22.6% en el 2021, un avance sorprendente de 16.1 puntos porcentuales. En este mismo caso encontramos a Argentina, con un alza de 15.8 puntos en el mismo período.

En el grupo de los países con resultados francamente pobres se encuentra México. Entre 1990 y 2021 tuvo un incremento incipiente de sus ingresos tributarios (4.6 puntos porcentuales). Por si esto no fuera poco, entre el 2020 y el 2021 el país tuvo una reducción de sus ingresos al pasar de 17.8% del PIB en el 2020 a 16.7% en el 2021. ¿Cómo podemos explicar que un país como Belice haya logrado aumentar, en el mismo lapso, su recaudación tributaria en 5 puntos porcentuales, algo que México no ha logrado en los últimos 30 años?

El mismo reporte nos deja ver que la recaudación tributaria depende de muchos factores, como el nivel de informalidad y de elusión en un país, la capacidad y legitimidad de la administración tributaria, los niveles de corrupción, la moral tributaria (predisposición de las personas a pagar impuestos), la educación, la participación femenina en el mercado laboral, entre otros. Desafortunadamente, en México tenemos grandes deficiencias en todos estos rubros. No obstante, según los expertos de la OCDE, México y los países del Caribe no lograron recuperarse de la pandemia al igual que el resto, pues implementaron un mínimo de medidas para alcanzar una efectiva recuperación de la economía y, por ende, de la recaudación.

Todas las evidencias nos muestran, una vez más, que los ingresos tributarios de México son bajos en comparación con otros países miembros de la OCDE y de la región latinoamericana. De igual forma, el incremento de la recaudación en los últimos treinta años ha sido casi imperceptible, por debajo de países con economías menos desarrolladas que la nuestra. Por ello, a diferencia del secretario Ramírez de la O, considero que es urgente que la próxima administración realice una reforma fiscal. No sólo por el bajo nivel de ingresos tributarios del país, sino porque hoy en día existen una serie de necesidades que no han sido cubiertas ante la falta de recursos.

La austeridad republicana, aplicada a rajatabla en prácticamente todas las instancias y programas de gobierno, ha dejado en el abandono total a los servicios de salud, al deporte, la ciencia y la tecnología, por mencionar sólo algunos. Detrás del discurso y la ideología que respaldan esta decisión, la realidad es que hay una clara insuficiencia de recursos, razón por la cual habría que parar los halagos y tomar la decisión de hacer mayores esfuerzos por elevar los ingresos gubernamentales.