Democracia liberal: ¿modelo en crisis o en evolución?
miércoles, 8 de octubre de 2025
Por: Javier González y Ribka Espinoza Para: Este País
La democracia liberal ha sido, durante décadas, el modelo político predominante en gran parte del mundo occidental. Se basa en principios fundamentales como elecciones libres e independientes, el Estado de derecho, la separación de poderes y el respeto a los derechos individuales. Estos pilares han permitido la formación de sociedades plurales, con economías de mercado reguladas y garantías para la libertad de expresión, prensa y culto.
Aunque algunos países han sucumbido ante gobiernos autoritarios que han llegado al poder por la vía democrática, la mayoría mantiene su adhesión al modelo democrático. Datos de International IDEA revelan que alrededor de 60 % de la ciudadanía mundial participa en elecciones. Por su parte, una encuesta del Pew Research Center (2024) revela que 77 % de las personas encuestadas en 24 países consideran que la democracia representativa es una buena forma de gobierno para su país. Esto sugiere que la democracia no debe entenderse únicamente como un sistema político formal, sino también como un modelo mental compartido, en el sentido propuesto por Douglass North: una representación común que las personas utilizan para interpretar el mundo y coordinar su comportamiento. Los modelos mentales son construcciones cognitivas colectivas que permiten a los individuos interpretar su entorno y coordinar sus acciones, y que sirven de base para la conformación y el sostenimiento de las instituciones o las reglas del juego (North, 1990). En este marco, la democracia se sustenta en una representación compartida en la que valores como la libertad, el pluralismo y la participación ciudadana son considerados esenciales.
Existen ejemplos que demuestran la capacidad de la democracia para resistir crisis políticas y económicas. Uruguay ha logrado mantener una democracia sólida gracias a una sociedad civil activa, una prensa independiente y un sistema judicial autónomo. Canadá, a pesar de enfrentar recientemente polarización política y descontento social, ha preservado su estabilidad democrática mediante el respeto al Estado de derecho y la fortaleza de sus instituciones. Alemania y Nueva Zelanda han sorteado momentos de incertidumbre, como la crisis financiera de 2008 o la pandemia de COVID-19, gracias al pluralismo político, la transparencia gubernamental y la participación ciudadana. Estos casos evidencian que la estabilidad democrática no depende exclusivamente de la economía, sino de la solidez de las instituciones, la independencia de los medios de comunicación y el compromiso social con los valores democráticos.
No obstante, en los últimos años, la democracia liberal ha comenzado a mostrar signos de desgaste y enfrenta retos significativos tanto internos como externos. De acuerdo con un estudio posterior realizado por el mismo Pew Research Center, la insatisfacción con la democracia ha alcanzado su máximo en un periodo de 8 años, como se aprecia en la siguiente gráfica:
En muchos países, el auge del populismo y de líderes autoritarios ha puesto a prueba los contrapesos democráticos. A través de reformas legales, cooptación de tribunales y concentración del poder en el ejecutivo, algunos gobiernos han debilitado la separación de poderes y erosionado el Estado de derecho. La desinformación y la crisis de confianza han amplificado la polarización, mientras que las redes sociales han servido como herramientas para la manipulación informativa. La desigualdad también ha agravado la frustración social y genera un terreno fértil para discursos extremistas. La brecha entre las élites y las mayorías desfavorecidas ha alimentado el descontento, lo que ha sido aprovechado por figuras populistas para ofrecer soluciones simplistas a problemas complejos y debilita aún más la calidad democrática. Este fenómeno no solo erosiona la confianza en las instituciones, sino que también distorsiona las reglas del juego democrático al promover liderazgos autoritarios y discursos polarizantes.
En este contexto, es indispensable considerar los rendimientos de la democracia. Más allá de la integridad de los procesos electorales, la ciudadanía espera que los gobiernos democráticos respondan de manera efectiva a sus demandas en materias como desarrollo económico, justicia social, sostenibilidad ambiental y reconocimiento cultural. Aunque sería excesivo atribuir a la democracia la responsabilidad de resolver todos los problemas públicos, la incapacidad persistente del sistema para generar resultados concretos repercute directamente en la legitimidad percibida de las instituciones. La democracia, en suma, no solo debe ser procedimentalmente correcta, sino también sustantivamente eficaz para conservar el aprecio de la sociedad.
Resulta crucial fortalecer las democracias con instituciones más sólidas, educación cívica y mayor transparencia gubernamental. Reformas que protejan la independencia judicial, garanticen procesos electorales justos y limiten la concentración de poder pueden evitar el deterioro democrático. Además, una ciudadanía bien informada y educada en valores cívicos desde temprana edad tiene más herramientas para resistir la manipulación y exigir rendición de cuentas. La transparencia gubernamental, facilitada por el acceso a la información y la participación ciudadana, es clave para reconstruir la confianza en las instituciones.
En suma, la democracia liberal no está muerta, pero sí en disputa. Su permanencia no depende únicamente de elecciones periódicas, sino de la capacidad de las instituciones para responder con eficacia, transparencia y justicia a las demandas ciudadanas. En tiempos de polarización, desinformación y desigualdad, defender la democracia exige acción colectiva y una ciudadanía crítica que no se conforme con votar, sino que exija resultados y llame a los poderosos a rendir cuentas.
Referencias
- North, D. C. (1990). Institutions, institutional change & economic performance. Cambridge University Press.
- Pew Research Center, 2025, disponible en: https://www.pewresearch.org/short-reads/2025/06/30/dissatisfaction-with-democracy-remains-widespread-in-many-nations/sr_25-06-30_satisfaction-with-democracy_1/
- Pew Research Center, 2024, disponible en: https://www.pewresearch.org/global/2024/02/28/representative-democracy-remains-a-popular-ideal-but-people-around-the-world-are-critical-of-how-its-working/