Columnas de opinión
¿Cuánto se paga de agua en la CDMX? De acuerdo con un estudio de la UAM, los subsidios no benefician prioritariamente a la población con menores recursos y las tarifas artificialmente bajas generan una menor recaudación, provocan distorsiones en el mercado y no contribuyen a reducir el consumo excesivo.
Ante la omisión de autoridades y la normalización social, los franeleros se han adueñado del espacio público en la CDMX, extorsionando a automovilistas con total impunidad. Aunque el gobierno capitalino propone endurecer sanciones y ofrecer alternativas de empleo, sin una aplicación real de esas políticas, la calle seguirá siendo rehén de intereses privados.
El compromiso de reducir el endeudamiento en este año no debe equipararse a una buena intención, tiene que abordarse como una necesidad estructural de la que depende la estabilidad financiera del país.
Como sociedad civil tenemos la obligación de ser un actor vigilante que asegure que la apertura de los datos camine hacia un modelo de gobierno más abierto, transparente, y útil para las personas.
Todo indica que las tarifas de agua en México están por debajo del costo operativo real de los Organismos Operadores de Agua. Pero, ¿por qué los prestadores no logran establecer tarifas que cubran sus costos y garanticen un suministro de calidad?
Para que los gastos ineludibles del gobierno tengan un menor peso y no representen una presión para las finanzas públicas, es urgente replantear la estructura del gasto público. No se trata solo de reducir lo ineludible, sino de revisar si esos compromisos están equilibrados con las necesidades de la población.
Un gasto público eficiente no solo debe responder a las necesidades más urgentes de la población, sino también garantizar que no se comprometan los ingresos de las futuras generaciones.
La desigualdad en el acceso al agua es consecuencia de muchos factores: geográfico, fallas estructurales en la gestión del recurso hídrico, deficiencias en las políticas públicas y falta de consciencia de un consumo responsable. Cerrar la brecha en el acceso al agua en México requiere un esfuerzo coordinado entre los tres niveles de gobierno, el sector privado y la sociedad.