LO QUE SÍ PODEMOS HACER: TANQUES DE PENSAMIENTO PARA UN MEJOR GOBIERNO
jueves, 7 de julio de 2016
Por: José Luis Chicoma Para: Este País
El cambio que puede generar el equipo multidisciplinario de un think tank en política pública puede ser realmente significativo para un mejor Gobierno.
Mejorar la transparencia y eficiencia del Estado mexicano es algo que sí se puede lograr. Hay muchos problemas que enfrenta México que dependen de factores externos. Hacer más dinámica la economía estadounidense, reducir la demanda mundial de cocaína y heroína o evitar que Donald Trump salga electo son cosas que los mexicanos no pueden realizar.
Sin embargo, presionar para tener un Gobierno más responsable sí es posible. México tiene una sociedad civil fuerte, innovadora, activista y cada vez mejor organizada para lograrlo. Además, cuenta con algunos funcionarios públicos muy calificados que podrían impulsar el cambio. El reto es dantesco. México figura entre los países con más desvío del gasto público del mundo y más corrupción.1
Para cambiar se requiere la voluntad de políticos y funcionarios públicos, así como presión de la sociedad civil. Es aquí donde tratamos de hacer la diferencia los think tanks o centros de pensamiento político. ¿Qué hacemos? Diagnosticar, investigar y proponer políticas públicas que mejoren el Gobierno.
A veces nadie nos entiende. Cuando decimos que trabajamos en un think tank, siempre nos preguntan: ¿think qué?, ¿en qué piensan?, ¿hacen consultorías? Este tipo de organizaciones nace a mediados del siglo pasado, en una versión 1.0, como “universidades sin estudiantes”. Posteriormente, evolucionan para poner más énfasis en la coyuntura, dotar de recursos humanos al Gobierno, impulsar mejor sus propuestas e influir en la opinión pública.
En Ethos Laboratorio de Políticas Públicas nos concentramos en promover propuestas que hagan que el Gobierno sea más responsable, transparente y eficiente. Apuntamos a ser un think tank 5.0: usamos herramientas tecnológicas, contamos con un equipo multidisciplinario e innovador, realizamos alianzas con otras organizaciones de la sociedad civil y, en general, tenemos un rol propositivo.
Lograr que el Gobierno mexicano sea más transparente y eficiente no es tarea fácil. Hace cuatro años llegué a México, después de una larga carrera en el sector público peruano. Tenía en mente lo que otro peruano dijo de México en 1990. Mario Vargas Llosa describió el sistema mexicano como una “dictadura perfecta”, justamente por los fuertes incentivos perversos que se desarrollaron durante décadas de no alternancia política, que debilitaban la crítica frontal y real al Gobierno.
Todavía quedan muchos lastres de ese sistema. En ciertas ocasiones, cuando hemos criticado abiertamente la labor del Gobierno, nos han cerrado las puertas para un diálogo sobre nuestras propuestas. Sin embargo, en muchos otros casos, hemos logrado persuadir a los funcionarios públicos sobre la importancia de un Gobierno más transparente y basado en resultados.
Desde hace años investigamos el uso de las asociaciones público-privadas (APP) para promover la innovación, publicando propuestas y guías prácticas para su implementación. Este instrumento, que normalmente se emplea para la construcción y mantenimiento de carreteras o aeropuertos, todavía no se usa en México para promover proyectos grandes de innovación tecnológica. El apoyo actual a la innovación se realiza con subsidios pequeños que no tienen un impacto significativo ni son evaluados en función de sus resultados.
Nuestra propuesta es que el país aumentará su crecimiento económico si apuesta en grande por la innovación, y pasará del “hecho en México” al “creado en México”. Las APP son un buen instrumento porque promueven la inversión transparente con resultados. Sin embargo, dado que comprometen recursos públicos por muchos años, su aprobación requiere estudios numerosos y complejos. Además, como son algo nuevo, no son vistas con buenos ojos por algunos funcionarios públicos adversos al riesgo.
Por eso, cuando lo sugerimos por primera vez, nadie creía que lograríamos su implementación en México. Sin embargo, hace dos meses, el Gobierno de Jalisco anunció que convocaría la primera APP en innovación en el sector de salud, a fin de fortalecer un eslabón estratégico dentro de la industria farmacéutica. Desde que comenzamos a apoyarlos en esta tarea, hemos encontrado un grupo de funcionarios públicos muy comprometidos con los resultados, la colaboración con think tanks y, principalmente, la búsqueda de herramientas innovadoras que les permitan aumentar el bienestar público de forma más eficiente.
La investigación de políticas públicas no tiene que ser meramente académica y teórica. Puede tener resultados concretos. En México hay muchos sectores de los gobiernos locales y federal que requieren mayor fiscalización y propuestas para ser más transparentes y trabajar en función de resultados.
El cambio que puede generar el equipo de un think tank —compuesto por economistas, abogados, politólogos, comunicadores y otros especialistas— a través de propuestas de política pública es significativo para un mejor Gobierno. Personalmente, cuando estoy en organizaciones rígidas con muchas reglas, no me siento cómodo ni productivo. Por eso me inspira ser parte de un espacio multidisciplinario que fomente el libre pensamiento para proponer políticas innovadoras. Si le gusta la investigación con impacto, quiere servir a la sociedad desde fuera del Gobierno y es creativo, tal vez su lugar esté en un think tank.
Publicado en: Este País