Columnas de opinión
Se requieren más mecanismos que permitan canalizar efectivamente la participación, pero también redes de articulación que fortalezcan las iniciativas y que eviten la dispersión de los esfuerzos.
Sabemos que la corrupción afecta más a las mujeres que a los hombres; sin embargo, la falta de datos más específicos impiden elaborar políticas anticorrupción con enfoque de género.
La economía del comportamiento brinda aproximaciones y nos ayuda a entender cuáles son los elementos que las personas toman en cuenta cuando deciden ser parte (o no) de un acto de corrupción. Y de manera más amplia, se puede generar evidencia sobre preceptos del comportamiento que funcionen como insumo para políticas públicas.
Un dato para dimensionar la importancia que los gobiernos estatales dan al combate a la corrupción es el presupuesto que asignan a las Secretarías Ejecutivas de los Sistemas Locales Anticorrupción.
Por más que algunos medios de comunicación, políticos, organizaciones civiles y académicos demanden la anulación de su título universitario, mientras no se esclarezcan los hechos y se dicte una sentencia definitiva, este no se le puede retirar.
Tristemente en el andar de los gobernantes, poco importa la forma en la que se atienden los problemas y los resultados que se obtienen, opina Liliana Alvarado. La prioridad radica en acariciar los propios egos y, cuando se estima necesario, también los ajenos.
Algunas de las formas más frecuentes de corrupción y de las más practicadas por nuestras autoridades migratorias son la extorsión, el abuso de poder y tráfico de influencias.
Es bueno que la Secretaría del Bienestar participe en el combate de la corrupción, pues este fenómeno es multicausal y requiere del involucramiento de distintas dependencias. Sin embargo, además de las obligaciones de la Secretaría impuestas por el Programa de Implementación, deben considerarse los riesgos de corrupción que ya han sido detectados en ciertos programas.