Apoyos a los más pobres, sin afectar salud y educación, los retos en Bienestar
Fecha de publicación: miércoles, 10 de julio de 2024
Aunque repetirá en el próximo gobierno como titular de la Secretaría de Bienestar, Ariadna Montiel no tiene recorrido todo el camino.
En el sexenio de la virtual presidenta electa, Claudia Sheinbaum, deberá enfrentar al menos tres retos principales: lograr que los programas sociales lleguen a los hogares más pobres del país, construir una política social que no se base únicamente en transferencias monetarias y que incluya a las personas de todas las edades.
De acuerdo con especialistas en política social, esa es la única manera para que Sheinbaum pueda cumplir la promesa de campaña de sacar de la pobreza extrema a 7.5 millones de mexicanos.
“El reto más importante es no pensar la política social de forma exclusiva hacia los programas sociales de transferencia monetaria”, subraya Alex González, coordinador de datos en la organización civil México, ¿cómo vamos?
Evaluar programas y resultados
La principal crítica a la designación de Ariadna Montiel, para que repita a frente de la Secretaria de Bienestar, es que no hubo una evaluación de los resultados que alcanzó en el mismo cargo durante el sexenio de López Obrador.
Una consecuencia de esta falta, considera, es que Sheinbaum mantendrá aquellos programas señalados de operar con opacidad o tener un bajo impacto, como Sembrando Vida.
Los especialistas consultados estiman que su nombramiento manda un mensaje de continuidad con el gobierno de López Obrador, en el que la Secretaría de Bienestar cobró mayor relevancia en términos presupuestales y de discurso político.
“La línea de la secretaría está bastante dibujada desde (este) sexenio, entonces no vemos que sea algo disruptivo”, menciona Laure Delalande, directora de Inclusión y Desarrollo Sostenible en Ethos Innovación en Políticas Públicas.
Para los expertos consultados, la labor de Montiel al frente de esta dependencia ha arrojado resultados mixtos. Por un lado, en esta administración se alcanzó un máximo histórico en el número de apoyos sociales que se entregan a la población. Pero, por otro lado, disminuyó el alcance o el número de transferencias que llegan a los hogares más pobres.
En 2022, 34% de los hogares mexicanos recibía algún programa social. La proporción rebasó el máximo histórico registrado en 2016, cuando 31% de los hogares accedía a un apoyo social, explica el especialista de México, ¿cómo vamos?
No obstante, esta cobertura histórica no se traduce en beneficios para la población de menores ingresos. En 2018, siete de cada 10 hogares más pobres recibían un programa social y, en 2022, acceden a una transferencia gubernamental cinco de cada 10 hogares con menos ingresos, dos menos que antes en esa proporción.
Alex Gonzálex explica que esta caída se debe al cambio en la población objetivo de los programas. Sobre todo en la Pensión del Bienestar para Personas Adultas Mayores, que adquirió un carácter universal y dejó de focalizarse en los más pobres. Es decir, ahora se entrega a todas las personas a partir de los 65 años sin importar su nivel socioeconómico.
Con este cambio, en México se redujo la población en situación de pobreza entre 2018 y 2022, pero aumentó el número de personas en pobreza extrema.
“Regresar la focalización hacia las personas en pobreza extrema me parece esencial en un país como México”, resalta Laure Delalande.
En contraste, los programas sociales que sí priorizan a la población más vulnerable, como las becas a estudiantes de educación básica y media superior, tienen una baja cobertura: apenas llegan al 12% de los hogares.
Los nuevos programas sociales de Sheinbaum
Para el próximo sexenio, la virtual presidenta electa ha prometido que las becas para la educación básica llegarán a todos los estudiantes y, además, otorgará un nuevo apoyo económico a 1 millón de mujeres de 60 a 64 años.
Estos programas ya consideran a otros grupos de edad, como las niñas, niños y adolescentes, que habían quedado de lado en el sexenio actual. Son pasos para alcanzar justicia intergeneracional, un pendiente en este gobierno. Sin embargo, todavía falta mayor atención a la primera infancia.
El apoyo económico para las mujeres mayores, anota González, también es importante porque ellas viven mayor desigualdad económica y laboral. Actualmente, tres de cada 10 mujeres y cinco de cada 10 hombres tienen acceso a una pensión.
Laure Delalande coincide en que las pensiones no contributivas son un apoyo importante, pero advierte que con este programa se seguirán concentrando los recursos en un solo grupo poblacional: las personas adultas mayores, y en un contexto de presión a las finanzas públicas.
El gasto en la pensión del Bienestar ha crecido sostenidamente y actualmente equivale al 5% del Producto Interno Bruto (PIB), mientras que el presupuesto en salud se redujo y en educación se mantiene estancado.
“Resulta problemática esta cifra cuando se compara con presupuestos para otros sectores vulnerables, otras poblaciones que necesitan ciertos tipos de apoyos”, explica la especialista.
“Ahí es donde entra el sospechosismo de que estos apoyos puedan ser de corte electoral, es decir, tratar de ampliar mi base de votantes o de retribuir a quienes creo que son mis votantes”, agrega.
Más allá de los programas sociales
Una política social integral es más que programas sociales, subrayan los especialistas, porque las transferencias monetarias son una estrategia incompleta y de corto plazo contra la pobreza.
Para disminuir el número de personas que viven en pobreza extrema, además de estos apoyos económicos, el próximo gobierno debe fortalecer el presupuesto de otros rubros, como el educativo, los servicios de salud, el acceso a vivienda y un sistema de cuidados.
“Siempre se ha criticado que en México no hay una integración de estos componentes en una política social para garantizar el derecho efectivo a cada uno de estos aspectos”, explica Delalande.
Una política social así, tampoco estuvo presente en el gobierno de López Obrador y los resultados son palpables. Hasta 2022, último año de datos disponibles, más personas vivían en pobreza extrema y sin acceso a servicios de salud que en 2018.
Por eso, perdura el reto de que el presupuesto destinado a la política social no se destine únicamente a programas sociales para adultos mayores y a costa de otras áreas y generaciones, como las infancias.
Esto ha tenido consecuencias. Las familias mexicanas gastan más dinero de sus bolsillos para atender su salud y acuden más a instituciones privadas de salud.
“Es uno de los temas pendientes más relevantes. Aunque se mejoren los ingresos con las transferencias, mientras se mantenga esta carencia, va a ser muy difícil que se reduzcan los niveles de pobreza o de pobreza extrema”, alerta Alex González.
A pesar de la continuidad, la especialista Laure Delalande destaca que hay esperanza de que en el gobierno de Claudia Sheinbaum haya posibilidades de diálogo con organizaciones civiles y personas expertas en política social, dejadas de lado con López Obrador.
Si esto ocurre, quizás Sheibaum pueda atender recomendaciones. La principal, que el programa de Pensión para Adultos Mayores recobre su focalización hacia las personas más vulnerables y de menores ingresos.
“Regresar el enfoque de apoyo hacia los pobres extremos, eso es algo que se tenía con el programa Prospera", expone.